Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 6, 24-47

24 Esta es la causa por la que nuestros conciudadanos se nos
muestran hostiles. Han matado a cuantos de nosotros han caído en sus
manos y nos han arrebatado nuestras haciendas.

25 Pero no sólo han alzado su mano sobre nosotros, sino también
sobre todos tus territorios.

26 He aquí que hoy tienen puesto cerco a la Ciudadela de Jerusalén
con intención de tomarla y han fortificado el santuario y Bet Sur.

27 Si no te apresuras a atajarles, se atreverán a más, y ya te
será
imposible contenerles.»

28 Al oírlo el rey, montó en cólera y convocó a todos sus amigos,
capitanes del ejército y comandantes de la caballería.

29 Le llegaron tropas mercenarias de otros reinos y de la islas del

mar.

30 El número de sus fuerzas era de 10.000 infantes, 20.000 jinetes y
32 elefantes adiestrados para la guerra.


31 Viniendo por Idumea, pusieron cerco a Bet Sur y la atacaron
durante mucho tiempo, valiéndose de ingenios de guerra. Pero los sitiados,
en salidas que hacían, se los quemaban y peleaban valerosamente.

32 Entonces Judas partió de la Ciudadela y acampó en Bet Zacaría,
frente al campamento real.

33 El rey se levantó de madrugada y puso en marcha el ejército con
todo su ímpetu por el camino de Bet Zacaría. Los ejércitos se dispusieron
para entrar en batalla y se tocaron las trompetas.

34 A los elefantes les habían mostrado zumo de uvas y moras para
prepararlos al combate.

35 Las bestias estaban repartidas entre las falanges. Mil hombres, con
cota de malla y casco de bronce en la cabeza, se alineaban al lado de cada
elefante. Además, con cada bestia iban quinientos jinetes escogidos,

36 que estaban donde el animal estuviese y le acompañaban adonde
fuese, sin apartarse de él.

37 Cada elefante llevaba sobre sí, sujeta con cinchas, una torre fuerte
de madera como defensa y tres guerreros que combatían desde ella, además
del conductor.

38 Al resto de la caballería el rey lo colocó a un lado y otro, en los
flancos del ejército, con la misión de hostigar al enemigo y
proteger las
falanges.

39 Cuando el sol dio sobre los escudos de oro y bronce,
resplandecieron los montes a su fulgor y brillaron como
antorchas
encendidas.

40 Una parte del ejército real se desplegó por las alturas de los
montes, mientras algunos lo hicieron por el llano; y
avanzaban con
seguridad y buen orden.

41 Se estremecían todos los que oían el griterío de aquella
muchedumbre y el estruendo que levantaba al marchar y entrechocar las
armas; era, en efecto, un ejército muy grande y fuerte.

42 Judas y su ejército se adelantaron para entrar en batalla, y
sucumbieron seiscientos hombres del ejército real.

43 Eleazar, llamado Avarán, viendo una de las bestias que iba
protegida de una coraza real y que aventajaba en corpulencia a todas
las
demás, creyó que el rey iba en ella,

44 y se entregó por salvar a su pueblo y conseguir un nombre
inmortal.

45 Corrió audazmente hasta la bestia, metiéndose entre la falange,
matando a derecha e izquierda y haciendo que los enemigos se apartaran de
él a un lado y a otro;

46 se deslizó debajo del elefante e hiriéndole por debajo, lo mató.

Cayó a tierra el animal sobre él y allí murió Eleazar.


47 Los judíos, al fin, viendo la potencia del reino y la impetuosidad
de sus tropas, cedieron ante ellas.